La siguiente transcripción corresponde al artículo de la escritora Brianna Wiest, publicado en la plataforma MEDIUM, en el 2016 (el resaltado en negrita y la traducción son míos):
No estamos hechos para ser felices. Estamos hechos para sobrevivir.
Si sientes que no puedes dejar de preocuparte, no puedes dejar de crearte problemas, no puedes dejar de cambiar tu ansiedad, desde un rincón de tu vida a otro, no puedes simplemente sentarte y disfrutar, estar agradecido y feliz, no es porque haya algo mal contigo. Hay algo mal en tu comprensión del cerebro humano y la felicidad.
No fuimos hechos para ser «felices» de la forma en que pensamos en la felicidad: despreocupados, agradecidos, emocionados.
Nacimos para sobrevivir, que es para crear.
El sufrimiento se disuelve cuando nos enfocamos en crear, más que en sentir. En lugar de estar encaprichados en cómo el mundo nos hace sentir, nos centramos en cómo podemos crear lo que queremos, a partir de lo que existe.
Lo bueno y lo malo se vuelven irrelevantes cuando el enfoque no es «¿Qué puedo disfrutar?» Sino, más bien, «¿Qué puedo crear?»
Los obstáculos se convierten en oportunidades. La vida se convierte en un viaje increíble. Todo es creativo. Estás creando células y pensamientos mientras lees esto. Estás creando CO2 mientras exhalas. Cuando pasas tiempo con alguien que amas, estás creando tu relación. Cada vez que trabajas, estás creando dinero, estás creando habilidades. Siempre estás creando.
El sufrimiento es lo que sucede cuando dejas de crear. En lugar de idear el siguiente paso de tu vida, reflexionas sobre el último. En lugar de imaginar oportunidades previamente inconcebibles, asumes que nada mejor es posible. En lugar de tomar el control de tu vida, asumes una actitud de impotencia. Te vuelves indefenso. Tu sufrimiento pierde su sentido.
Cuando nos enfocamos en crear, el dolor se convierte en parte integral del proceso. “Vale la pena.» Ya no dividimos nuestras experiencias emocionales entre «cosas que se sienten bien a los sentidos» y «cosas que no». Lo dividimos en «cosas que valen la pena» y «cosas que no la valen». Estamos siendo criteriosos con respecto a la incomodidad. Estamos evolucionando y creciendo. Estamos ampliando nuestra capacidad para adaptarnos, pensar, amar y ser.
La creatividad no es exclusiva de las artes como solemos pensar. Todo es creativo. Hasta el último segundo y parte de tu vida. La creatividad no es necesariamente un estallido de pasión emocional; puede ser una elección habituada.
En esa elección, hay un tipo diferente de felicidad- una que no es pasiva, sino activa. En lugar de intentar cosechar los beneficios y la alegría del mundo que otras personas han creado, nos embarcamos en nuestra verdadera misión, que es crearnos a nosotros mismos en el mundo.
Así es como dejamos una impresión duradera. Así es como encontramos la felicidad real, profunda y sostenible: al crear hacia afuera, aquello que está dentro de nosotros.